El Hombre Rata

El olor a quemado se fue haciendo mas intenso, varios vecinos sintieron lo mismo y salieron de sus casas olfateando el aire, buscando el motivo.

Al doblar la esquina lo encontramos, era “el hombre rata” paralizado frente a su nido en llamas, decenas de ratas salían despavoridas por los pequeños agujeros que había entre las tablas que tapaban las ventanas. Se notaba impotente ante el fuego, no pedía ayuda, solamente miraba como las pertenencias que había logrado juntar en los últimos años se iban consumiendo junto con su sueño de hacer dinero por la gran cantidad de basura de reciclaje amontonada en el interior de la casa que tomo prestada…

El hombre rata era un pequeño y mal oliente ser que vivía con su hijo de 8 años en una casa tomada. Los dos se dedicaban a recolectar basura y electrodomésticos de las casas vecinas, todos sospechaban de ellos pero nadie hacia nada, solo lo miraban de mala manera.

Ya varias veces los dueños de la casa habían intentado echarlo pero nunca tuvieron éxito, año tras año la casa fue deteriorándose. El hombre tapó puertas y ventanas para que nadie entrara mientras no estaba, su forma de entrar era trepando a la azotea hasta el patio. Ya dentro pasaban días clasificando lo recolectado, rodeados por montones de sus inquilinos que también disfrutaban del botín, pues encontraban en aquel lugar el perfecto nido con el que toda rata soñaría, a cambio, en extremos tiempos de hambre, ofrecían su cuerpo para alimentar al amo y a su vástago.

De vez en cuando salían a tomar el aire y merodear por el vecindario en busca de nuevas adquisiciones, cuando no cabían más en la casa, el hombre rata sacaba algunos montones de cosas para vender y lograban hacerse de algo de dinero, pero gran parte de este se le iba en alcohol y heroína.

Una noche, después de haber mal gastado el dinero, el hombre rata regreso a su casa, subió la azotea con un poco de dificultad y al bajar al patio escucho unos gruñidos que venían del segundo cuarto, al entrar, logro ver entre las sombras una enorme rata debajo de unos periódicos, no lo podía creer, era tan enorme como un perro!, sin hacer mucho ruido fue a buscar un machete que tenia en el patio y regresó a donde la rata, estaba dormida, sus ronquidos parecían humanos, se acerco lentamente, con cuidado de no tirar los costales con botes de aluminio que estaban esparcidos por medio cuarto.

Cuando estuvo a su alcance, tomo aire y con fuerza le dio un machetazo en el lomo, la rata se despertó, sus enormes ojos brillaron y comenzó a chillar ensordecedoramente, trató de escaparse pero le dio otro machetazo, se prendió de sus piernas, parecía que lo iba a morder mientras lanzaba sus mas horribles chillidos…
- ¡maldita rata asquerosa!
Tras los demás machetazos al fin dejo de chillar. Su putrefacto olor a basura mezclado con el de su sangre revolvió el estomago del hombre rata a tal punto que tuvo que salir del cuarto a vomitar, estaba totalmente agotado y drogado, por lo que se tumbo en el suelo a dormir…

Al día siguiente se levanto pensando en contarle la historia de la rata a su hijo, quería enseñársela antes de que se echara a perder, lo busco por toda la casa pero parecía que el mocoso se había ido a juntar botes. Regreso al cuarto donde mato a la apestosa rata…
El piso estaba lleno de sangre, mucho periódico se echo a perder, no lo podría vender lleno de coágulos.
-Cuanto dinero hubiera ganado con ese periódico, chingado!

El cuarto apestaba aun más que el día anterior pero tal vez le darían algo de dinero si llevaba la rata a los noticieros, tal vez valía más la rata gigante que la tonelada de papeles que tenía esparcida en toda la casa…
La rata estaba cubierta de ratas más pequeñas que comenzaban a devorarla…
La rata no era una rata…era su hijo.